10 diciembre 2012

LAS RELACIONES EMPRESA-BANCO TRAS LA CRISIS



Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán...



Herbert Hoover, trigésimo presidente de los Estados Unidos de América, proclamó al inicio de la Gran Depresión su célebre frase Prosperity is around the corner (La prosperidad está a la vuelta de la esquina). En aquel caso el pueblo norteamericano castigó su nefasto ojo clínico al mismo tiempo que la política económica republicana: las elecciones de 1932 elevaron al demócrata F.D. Roosevelt a la presidencia. Se equivocó Hoover, pues la crisis duró hasta finales de la década, pero ¿y si estuviéramos nosotros en condiciones de hacer tal afirmación sobre nuestra crisis? Sin meter la pata me refiero...

Y es que cada vez leo más publicaciones a cerca del final de la crisis. Foros, grupos, artículos, posts, etc, van salpicándose tímidamente con estos temas. Conforme atravesamos la crisis, no podemos negar que se van alcanzando metas, se van quemando etapas: la banca se reestructura, nace el banco malo, se reduce  el déficit de las administraciones y la Eurozona controla las tensiones de la deuda soberana. Recientemente se ha publicado el dato de la balanza de capitales de septiembre que vuelve al negro tras catorce meses en rojo, dato técnico que nos apunta a una recuperación de la confianza del capital en nuestra economía. Por primera vez en la crisis, el  FMI, organismo pesimista entre los pesimistas, solo discrepa de nuestro gobierno en la fecha de nuestra recuperación, 2014 para el primero, 2013 (es decir ya mismo) para el segundo. Es normal que el desempleo no muestre aún signos de mejora  pues, aún cumpliéndose las previsiones de PIB mas optimistas, todavía nos quedará un año de sufrimiento en esta variable.

Pero parece que, sea por las medidas adoptadas, sea por cansancio, sea por brotes verdes o sea porque ya no podemos hundirnos más, parece que poco a poco nos vamos creyendo que la crisis empezará a remitir y nos subiremos a la curva de la recuperación económica. Conforme las expectativas positivas se vayan compartiendo, el crédito a las empresas volverá a manar (el fluir será después, primero tendrá que manar) y estas empresas (las que quedan) se irán preparando. Los planes de expansión se desempolvarán de nuevo para refrescar a sus directivos cómo era aquello del crecimiento, la contratación y la prosperidad.

Así que digamos que el crédito mana y comienza a fluir entre nosotros. ¿Volverá a ser el mismo mundo que conocimos? No me refiero a si dejaremos atrás los errores cometidos, si pasaremos página a los excesos, las negligencias y los delitos, si llegaremos a olvidarnos de las burbujas, de los endeudamientos alocados o de las malas prácticas bancarias, si llegará algún día alguien a pagar por su iniquidad o si será restituido el honor de tantos grandes profesionales apartados del camino para dejar paso a los zafios y a sus acólitos. No es el cometido de este artículo pasar revista a lo conocido. Nos centraremos en una cuestión práctica que afecta a las relaciones profesionales y humanas en el mundo post-crisis: ¿cuál será el marco de las relaciones empresa-banca? En mi opinión los directores financieros deberían comenzar a visualizar estas nuevas reglas del juego que sin duda van a estar delimitadas por vectores prácticos muy diferentes de los del ancien régime.

Porque los que hemos dedicado nuestra carrera a tratar con las entidades financieras hemos conocido unas relaciones bancarias que, como las tupidas madreselvas, no volverán. Al menos hasta que todos los de esta generación seamos historia. Veamos cuáles serán, probablemente, las características de este nuevo marco de relaciones.

ü      Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Biblia Cristiana, Salmo 129. Lo cual traducido a nuestro ámbito ¿Qué empresas obtendrán financiación? Las empresas que han sobrevivido sin merma en su imagen de solvencia son muy pocas. Muchas serán de nueva creación conforme comience a regenerarse el tejido empresarial español. Con los criterios que la banca ha manejado tradicionalmente, obtener un crédito para la actividad va a ser mucho más duro que antes: los procesos de análisis de riesgos penalizan tanto las manchas en el historial como el ser de reciente constitución. Está por ver si la competencia entre entidades pudiera relajar un tanto esta situación tan contradictoria con el crecimiento.

ü      ¿Financiación a corto? Cuidadín, cuidadín. Antes de la crisis y bajo las distintas modalidades disponibles en el ordenamiento jurídico, los bancos ofrecían a las empresas diferentes productos de financiación del circulante. Estas posiciones a corto plazo fueron carne de cañón en los primeros años de la crisis y las que más daño hicieron a las empresas, ya que la banca rompió las acostumbradas (y prometidas) cadenas de renovaciones, exigiendo al vencimiento todo el principal. En los productos de financiación del circuito de cobros y pagos las cancelaciones unilaterales de las líneas por parte del banco sorprendieron desarmadas a muchas empresas que de pronto vieron saltar por los aires su fondo de maniobra. Sobre la financiación de circulante se centraron las negociaciones más duras de no pocos procesos de reestructuración de pasivo y con frecuencia obligó a concursar o directamente echar el cierre a no pocas empresas. Así que en adelante las empresas tendrán cuidado, mucho cuidado.

ü      ¿Otra vez las dichosas garantías? Les sonará esta conversación:

-Lo siento pero su el crédito para su negocio ha sido denegado.
-Vaya, que contrariedad…
-De verdad que lo siento, no se aprecia viabilidad suficiente…
-¿Y si hipotecara un piso que tengo en propiedad en…?
-¿Un piso? Haber empezado por ahí buen hombre, pasemos al despacho del director…

Desde luego deberíamos preguntarnos ¿va a seguir la banca guiándose más por las garantías que se aporten que por los negocios en sí? ¿Se convencerán de que al conceder créditos se convierten en accionistas virtuales? ¿Seguirán prefiriendo fincas a viabilidades reales y a un conocimiento cierto y a un control cercano de la actividad financiada? ¿Se conformarán con que los socios se jueguen aparentemente su patrimonio? ¿Acaso no se va a atragantar la SAREB de estos patrimonios de socios comprometidos? Sin embargo, estas son preguntas cuya respuesta va a depender de la actitud de la banca, no de los clientes.

ü      ¿Comparación de ofertas? Pues mucho menor. Dado que han quedado tan pocas entidades financieras en nuestro país, pedir diferentes ofertas para una financiación nos llevará poco más de cinco minutos. Por causas que no son objeto de este artículo, el mercado financiero va a quedar reducido a unas pocas entidades, con lo cual la oferta disponible será más corta y menos diferenciada. Y no tengo muy claro si esto es positivo, por mucho que nos vendan que sí.

ü      Y por último algo que afectará a las personas. La confianza, los pactos de caballeros y la palabra dada son ahora solo leyendas. En el negocio bancario, como en cualquier otro, el componente personal, el factor humano y la mirada sincera tenían un peso. Tuve una vez un jefe, hecho a la antigua usanza, que no paraba de repetirme La palabra tiene un valor. Muchos de nosotros hemos conocido un entorno donde el mantenimiento de la palabra tenía su importancia. Y una cuestión bidireccional. Pero la crisis de la banca dinamitó esos planteamientos, colocando en la picota a no pocos directivos de banca, obligados desde arriba a decir aquello de Donde dije digo, digo Diego. Así que, probablemente en el mundo pos-crisis las relaciones humanas no tendrán el mismo peso que antes. Las negociaciones serán mas frías, menos emocionales, mas papeles y menos promesas. Se acabaron cerrar tratos en la barra del bar o en una afable sobremesa. Reinará la cautela y nada se dejará al azar. Las empresas leerán hasta por el canto cada documento del banco y los abogados de empresa tendrán faena. Pasó a la historia confiar en la franca sonrisa o en el bonito traje del Director de la Oficina de Empresas.

Como consecuencia, el proceso de recuperación de la red empresarial española será mas garantista, mas seguro…y mas lento. No esperemos crecimientos espectaculares de la actividad ni tasas de expansión como las de antes. Muchos empresarios preferirán crecer sólos si pueden hacerlo, con fondos propios, sin depender de bancos. Y los que no puedan se andarán con mucho ojo.

Por último, tómense un momento y deléitense con la conocida rima LIII de mi ilustre paisano Gustavo Adolfo Domínguez, más conocido por Gustavo Adolfo Bécquer (el segundo apellido de su padre). Si piensan que no viene a cuento o que su lectura no les aportará nada como directivos, sencillamente se equivocan. 

Que tengan buena semana.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!


1 comentario:

  1. Perder el dinero es a menudo un delito; adquirirlo por malas artes es aún peor, y malgastarlo es lo peor de todo.

    John Ruskin (1819-1900) Crítico y escritor británico.

    Como siempre dices, deberíamos fijarnos en la historia y aprender de ella. Después de tantos años dedicada a la banca, agradezco y mucho una visión crítica, fundamentada y a la vez positiva con el futuro que nos aguarda aunque el año próximo sea con toda seguridad el más duro que hayamos conocido generaciones como la nuestra.

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