16 diciembre 2018

LIFE COACHING



La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría.

Entre la publicidad no solicitada que a diario nos impacta, por culpa del pasatiempo de las redes sociales, me llegó el otro día la de un curso de Life Coaching. ¿Life coaching?. El “coaching para la vida”, interpreté. Curioso, hice clic en el enlace, consciente de que, en lo sucesivo, Facebook interpretará que estoy vivamente interesado en realizarlo. El anuncio me redirigió a una página en inglés de las de dudosa pinta, donde se explicaban las características y conocidas herramientas del coaching y se glosaban las ventajas de convertirse en un “coach para la vida”. 

Conocedor de los que es el coaching, me mostré complacido con esta calificación o variante que se centra en el apartado personal y que ofrece las herramientas y la formación necesaría para mejorar la calidad de vida y las relaciones interpersonales.

Sin entrar a valorar la calidad del curso, que consistía en una serie de videos online y que se podía realizar por el módico precio de 14,99 €, me pregunté si, a mi edad, no estaría yo ya de sobras graduado en ser un life coach. ¿podría mi hijo considerarme su coach para la vida? ¿Podría yo dejarle un curso intensivo de normas de conducta y herramientas que le ayudaran a afrontar la vida, según todos los indicios, más difícil y competitiva que la que yo he tenido que afrontar?

Bueno, pensé, quizá es cuestión de escribir estas recetas que, como padre, puedo permitirme dejar a mi hijo. Inmejorable oportunidad para alimentar mi abandonado blog personal este año 2018. Y hacer un regalo de Navidad especial para mi queridísimo hijo.

Así que hijo mío, rebuscando en mi código interno, y haciendo una pausa en el libro que escribo y espero terminar el año que viene, me he puesto manos a la obra y humildemente te dejo esta líneas que espero leas, si el sistema educativo andaluz te lo permite, entre asignaturas inútiles,  horarios sobrecargados, exámenes constantes (y desmoralizadores), idiomas que aprender antes de dominar el tuyo propio, madrugones, atascos y carreras de coches para llegar a todas partes, tareas, deberes, ejercicios, estudio para casa y actividades extraescolares. 

Es posible que, como dijo mi querido petit caporal, la manera más segura de seguir siendo pobre es ser honesto. Pero igualmente es la única manera de seguir siendo feliz. Así que...
 
Receta de tu padre para permanecer honesto, pobre y feliz:


  1. Se agradecido siempre, pero nunca seas pelota. Esto último hará que muchas puertas permanezcan cerradas para ti. No ser el adulador de tu jefe ni pelotear a los poderosos hará que los círculos del poder y el dinero te sean inaccesibles. No tengas apetito por ellos. No esperes a recibir el favor que te resuelva la vida. Si necesitas ayuda, pídela. Y si te la otorgan, recuérdalo y agradécela siempre con creces. Y hazlo de corazón.
  2. Se independiente. Evita las etiquetas, los partidos y las opciones. Esto es realmente difícil. En el mundo del "o conmigo o contra mí", te va a resultar casi imposible evitarte enemigos. Tendrás que vivir con ello. Pero aléjate siempre de abrazar facciones, idearios y dogmas. Nadie posee la verdad absoluta y dudar es propio del sabio.
  3. Sonríe. Se amable con todos. Si algo no te gusta de alguien, cállatelo. Evita entrar el "judge mode", el modo juicio, que es tan común hoy día. El primer paso para ello es hacer un uso prudente de las redes sociales, como te diré mas adelante. En ellas, unos cuentan toda su vida y otros se dedican a juzgarla. No permitas tampoco que nadie enjuicie tus actos de modo insano.
  4. No seas partícipe de injusticias a gran escala. Toma compromiso con tus propias convicciones y se socialmente responsable. Si amas el planeta, recicla tu basura y usa con medida los plásticos. Si te preocupa el paro y la desigualdad, no participes en fraudes fiscales o en comercio injusto. Pero confórmate con dar tu ejemplo: no eches sobre tus espaldas la irresponsabilidad de otros.
  5. Lucha por tu tierra. Y también lucha en tu tierra. No escurras el bulto ante las dificultades. Trata de cambiar las cosas allí donde tienes tu hogar. Escapar es más fácil que emprender allí donde deseas crear desarrollo económico y empleo. Si todos emigramos a los grandes núcleos económicos, tu tierra se verá despoblada y seca.
  6. No creas cuanto escuches. No mires en exceso los noticieros y limita conscientemente el uso de las redes sociales. Mejor aún, úsalas con extrema moderación. Conviértete en un "desinformado consciente". Basta una ojeada a cuatro titulares para conocer lo que realmente merece la pena. El otro 90% es crónica de sucesos, veneno político y la dosis diaria de odio para la masa.
  7. Ayuda. Pásate la vida ayudando. Allí donde detectes una necesidad, ofrécete. Se servicial. Nunca rechaces hacer un favor pensando en compensaciones. No hay mayor placer que dejar felicidad allá por donde pasas y que el recuerdo de ti sea grato para todos. La felicidad y la paz te retornarán siempre, de un modo u otro.
  8. Confía. Es imprescindible confiar en los demás. Esto te granjeará traiciones y decepciones. Pero también tú decepcionarás a alguien alguna vez. Que tu corazón no se rodee de alambre de espino para protegerte de los engaños. Solo confiando y delegando en los demás podrás acometer grandes proyectos. Llegarán sin duda las traiciones, pero solo toma nota y pon distancia, para evitar que te dañen dos veces.
  9. Perdona. Pasa página. Olvida. El reconocimiento consciente de la propia miseria interior es una de las mejores lecciones que aprendí de pequeño. Esta conciencia de culpa te ayudará a comprender y a perdonar las faltas de los demás. Esto no es garantía de que los perdonados sean después tolerantes con tus fallos, antes bien, podrán ser los más críticos. Pero el perdón te da la paz. Y la paz te da la felicidad. Siempre trae cuenta.
  10. Acepta. Sobre todo las pérdidas, los reveses y el resto de esas cosas malas que nunca queremos que ocurran. Cuanto antes aceptes las adversidades, antes estarás en la rampa de despegue para superarlas. Un día la vida te desgarrará de dolor y no sabrás por qué. Dolerá, lo se. Pero también se pasa. Acepta que las cosas malas ocurren, sin que puedas hacer nada para evitarlo. La muerte de tus seres queridos es lo único que no tiene remedio, y también tendrás que aceptarla. Recuérda lo que te decía tu abuelo: "acostúmbrate a lo malo antes que a lo bueno".

Mi curso de life coaching es gratis, hijo mío. Podrás consultar este artículo siempre que quieras. Mantener este decálogo de honestidad casero te mantendrá dentro de lo que antes se llamaba el honor y probablemente te dejará en la ruina económica. Pero te hará feliz siempre. 

Feliz Navidad.


 
La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría.
Thomas Jefferson
Tercer presidente de los Estados Unidos de América 

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