21 abril 2021

COMO ARENA ENTRE MIS DEDOS

                             

"Ahora estamos aquí para ser los recuerdos de nuestros hijos"

Joseph Cooper

 

Eras tan pequeño y frágil que no sabía cómo cogerte.

Llevaba tiempo queriéndote sin saberlo, sin ponerte cara, sin haber visto tus ojos. Tenía tanto miedo por todas las cosas que podían ir mal, que no era consciente de la felicidad que traías contigo. Quizá no fui consciente nunca. Y quizá ahora, el hecho de escribir estas líneas me ayude a compendiar la dicha que trajiste a mis días.

Hoy es un día especial para ti. Y también lo es para mí. Hago recopilación de algunas imágenes de estos años tan felices que acaban de pasar. Años llenos de meses y de días, tiempo durante el que tú has crecido en tamaño y en conocimiento, para mi felicidad y la de todos los que te rodeamos.

Por ti he sido fuerte en la adversidad. Y no me duraban los momentos de flaqueza, si pensaba en que me necesitabas. Ser padre me ha hecho mejor persona, más sólido y resistente. También trajo a mi vida preocupaciones y desvelos que antes no tenía. Y tal parece que así debe ser según John Rooney, que un día me dijo, “es ley de vida: los hijos están en la Tierra para preocupar a sus padres”. 

Sería esa ley la que me hacía acercarme a tu cama en medio de la noche y comprobar que todo estaba en orden. La misma ley que aún hoy me quita el sueño si no se dónde estás o cuánto tardarás en llegar. Y la misma que hacía saltar de alegría mi corazón al recogerte del cole de primaria y ver tu carita feliz entre la pequeña bulla de niños que aparecían por las puertas. 

Tu niñez se fue, escapando como arena entre mis dedos. Quise retenerla para siempre, pero el Tiempo pasó diferente para los dos. Para ti fueron años. Para mi un instante diminuto.

Ahora eres un jovencito más alto y fuerte que yo. Ya no te ríes tanto, ni puedo jugar contigo, ni te dejas abrazar, ni tocar, ni besar todo el tiempo. Los padres tendemos a extender nuestros mimos, cuidados y supervisiones más allá de la infancia, en una suerte de policía vitalicia de la vida de nuestros hijos. Vano intento: ellos, como antes nosotros, son dueños de su propia vida, para lo bueno y lo malo. Tampoco son clones de nosotros mismos y no compartimos todo lo que nos gusta. Proyectamos en ellos nuestros deseos y creencias, deseando de algún modo que sean copias de nosotros, mucho mejores que nosotros. Queremos que compartan nuestros gustos, opiniones y visión del mundo. Sin embargo, deberíamos saber, o recordar, que esos planteamientos no pasan más allá de las intenciones. Compartimos algunas aficiones, otras no. A mi me gusta el futbol, a ti no tanto.  Y pensaba que me gustaba la tecnología hasta que vi un teléfono móvil llegar a tus manos.

Hoy cumples dieciocho años. No diré aquello de Misión Cumplida, porque la misión de un padre se extiende hasta el día de su muerte. Pero sí puedo decir que, como tu padre, he hecho de ti un hombre, un hombrecito aún, es verdad, pero hombre a fin de cuentas. A partir de ahora se abren para ti nuevas puertas. Unas darán a caminos de dicha y felicidad. Otras te llevarán por los espinosos barrancos del dolor y las dificultades. Pero todas esconden mundos nuevos, territorios inexplorados y universos que descubrir. No tengas miedo. Atrévete a cruzarlas, no te detengas.

Yo te estaré cuidando. En esta vida y en la otra. 

Feliz decimoctavo cumpleaños. Feliz mayoría de edad.

A Javier, mi hijo único, la luz de mis ojos. 

22 de abril de 2021.




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario