En el fondo del melancólico y silencioso valle, al pie de
las últimas ondulaciones del Moncayo, que levantaba sus aéreas cumbres
coronadas de nieve y de nubes, medio ocultas entre el follaje oscuro de sus
verdes alamedas y heridas por la última luz del sol poniente, vi las vetustas
murallas y las puntiagudas torres del monasterio, en donde ya instalado en una
celda, y haciendo una vida mitad por mitad literaria y campestre, espera
vuestro compañero y amigo recobrar la salud, si Dios es servido de ello, y ayudaros
á soportar la pesada carga del periódico en cuanto la enfermedad y su natural
propensión á la vagancia se lo permitan.

(Tenemos que aclarar que en la
versión de Aristóbulo de la misma leyenda, sencillamente Alejandro Magno
encuentra la forma de desatar el nudo gordiano de forma pacífica. Pero a mí,
perdónenme, me gusta más la solución creativa de Alejandro de cortarlo por las
bravas.)
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La creatividad. Seguramente todos
hemos leído en los artículos difundidos por las redes sociales sobre la
importancia de ser creativo y cómo, para lograrlo, hay que lograr liberar la
mente. Y muchos de nosotros, repanchingados en nuestra zona de confort, no prestamos demasiada atención a esto de la
creatividad. Nos parece cosa de artistas, de músicos, casi de genios. Un don
para elegidos, entre los que no tenemos el honor de contarnos.
Me he propuesto escribir este artículo
por si es de utilidad a quienes se interesen por estimular o descubrir su
creatividad. Porque hubo un tiempo en que olvidé que yo era creativo. Los
guiones de la vida y las convenciones sociales me moldearon de forma que mi
creatividad quedó, primero apartada, después arrinconada y por último olvidada.
Hasta que un día, con ayuda de mi coach, descubrí o, mejor dicho, recordé todo lo creativo que yo era.
Y descubrir aquello fue como reencontrarme con mi niño interior, con quien yo
era verdaderamente, sin los añadidos ni postizos que la vida me fue colgando.
Así que dejaré aquí unas cuantas
ideas propias acerca de la creatividad.
Pero ¿qué es la creatividad? El
diccionario de la RAE resulta bastante parco cuando la define como facultad de crear, capacidad de creación.
Tradicionalmente, los artistas la llamaban genio o inspiración. En la Antigüedad
se atribuía a la intervención divina, la capacidad de crear. Así en la Grecia
antigua, los poetas o músicos (que eran básicamente lo mismo) no lograban dar
pie con bola sin la ayuda de las Musas, divinidades hijas de Zeus, que
concedían la gracia de la composición artística. Pero la creatividad es,
entendida de forma amplia, la capacidad de innovar nuevos productos, procesos,
ideas o soluciones a partir de los recursos presentes. También es la capacidad
de ordenar o transformar los objetos o ideas a nuestra disposición, configurando
conjuntos nuevos a partir de otros diferentes o a partir del caos. Mozart no
inventó las notas ni los instrumentos musicales, pero logró disponerlos en orden
y frecuencia tal, que pudo crear su misa de Requiem,
a mi parecer, la obra maestra de la música universal.
La creación puede moldear a los
materiales oscuros e informes, pero no puede crearlos. Debe reconocerse que la
invención no se funda en crear de la nada, sino del caos.
Mary Shelley 1797-1851
¿Para qué es importante ser creativo o imaginativo?
La respuesta a esta pregunta depende de ti. Hay personas más o menos creativas
e imaginativas por nacimiento. Igual que hay personas más o menos inquietas,
curiosas o inconformistas por naturaleza. Las personas creativas son más
positivas (y viceversa) y buscan soluciones a los problemas de la vida. Suelen ser
personas que tienen una base emocional muy desarrollada y bien gestionada. Está
demostrado que encontramos más atractivos sexualmente a hombres o mujeres que
nos resultan creativos o imaginativos. La felicidad y la creatividad pueden
estar relacionadas pero no siempre. Hay personas que son felices con su
creatividad y personas que son totalmente felices en ausencia de ella. Pero esto
es aplicable a muchas otras variables, como la riqueza, el amor o las
relaciones sociales: la felicidad, como medida de la satisfacción de
necesidades es algo tan variable como difícil de medir. Por mi parte, he
conocido a personas que aborrecían todo tipo de responsabilidad o notoriedad,
sintiéndose más felices cuanto más dirigidos o supervisados estaban. Y me he
cruzado, en la vida y en los libros, con personas permanentemente insatisfechas
con sus numerosos logros. Queda a tu decisión, cómo serás más feliz, pleno y
realizado. Benjamin Franklin dividió a la humanidad en tres clases: los que no
se mueven, los que se mueven y los que mueven. Puedes ser feliz en cualquiera
de los tres grupos. Tú decides.
![]() |
Cayo Julio Cesar |
Como cuestor le tocó en suerte la Hispania Ulterior. Allí, en su
recorrido por las diversas audiencias de esta provincia para administrar en
ellas justicia por encargo del pretor, llegó a Gades, donde vio junto al templo
de Hércules la estatua de Alejandro Magno, entonces se puso a llorar y, como hastiado
de su inacción, porque, según él, no había realizado aun nada memorable a la
edad en que ya Alejandro había sometido el orbe terrestre, solicitó de
inmediato el relevo, para aprovechar cuanto antes en la Ciudad las ocasiones de
emprender asuntos de mayor envergadura.
Cayo Suetonio Tranquilo, Vidas de Cesares, Libro I, 7
¿Es posible estimular y educar
nuestra creatividad? Desde luego que sí. Sea cual sea nuestra capacidad o propensión
innatas a la creatividad, hay formas de potenciarla. Por supuesto, en primer
lugar, lea. Libros, se entiende. Sea curioso. Sin una ambición por el estudio y por el saber, difícilmente
crearemos nuevas obras, porque careceremos de esos recursos que la creatividad
transforma o reordena. Podemos ser genios innatos como Alejandro, pero también podemos
ser tan creativos como Napoléon, que basó toda su creatividad en el estudio de
los antiguos líderes como César o el mismo Alejandro.

Así que ya sabe, es bien fácil. Sea vago. De vez en cuando.
En el fondo del melancólico y silencioso valle, al pie de
las últimas ondulaciones del Moncayo, que levantaba sus aéreas cumbres
coronadas de nieve y de nubes, medio ocultas entre el follaje oscuro de sus
verdes alamedas y heridas por la última luz del sol poniente, vi las vetustas
murallas y las puntiagudas torres del monasterio, en donde ya instalado en una
celda, y haciendo una vida mitad por mitad literaria y campestre, espera
vuestro compañero y amigo recobrar la salud, si Dios es servido de ello, y ayudaros
á soportar la pesada carga del periódico en cuanto la enfermedad y su natural
propensión á la vagancia se lo permitan.
Gustavo Adolfo Becquer, 1836-1870
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