Lo mas fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Farsalia en la actual Grecia, 9 de agosto de 48 a.C. Una guerra civil enfrenta a ciudadanos con ciudadanos. Los historiadores no se ponen de acuerdo en el lugar exacto en el que tuvo lugar esta batalla, pero podemos imaginar el abrupto y árido paisaje de un caluroso verano de Tesalia.
El ejército
de César ha sufrido serios reveses en los días anteriores. Para empezar es escaso
e incompleto, pues Antonio no ha podido trasladar desde la península itálica todos
los efectivos disponibles, al haber interrumpido el enemigo la conexión
marítima en el Adriático. El agua y los suministros han faltado por rachas y el
racionamiento ha sido frecuente en aquella campaña. El acecho de las legiones de
Pompeyo junto con la conciencia de inferioridad, les ha llevado a un permanente estado de alerta, la falta de horas de
sueño ha hecho mella en su resistencia y fortaleza. Pero al cabo, Cesar establece
su campamento en un terreno con poca escapatoria. Maestro del arte psicológico,
lleva a sus hombres hasta el punto de no retorno. Sabe que establecer
claramente las alternativas entre vencer o morir catapultará la moral de sus
soldados hasta el límite de conseguir lo imposible. Y lo hicieron. Aquella
mañana en Farsalia sus veteranos, sucios y cansados, dan lo mejor de sí
para mantener las líneas frente a un ejército más numeroso. Su motivación y disciplina les lleva a dibujar las maniobras
planificadas con la precisión de una exacta coreografía. Al caer la tarde los
enemigos, aterrorizados, se dan la vuelta y corren en desbandada. Es la
victoria de la motivación frente a los recursos. Es el triunfo de la necesidad.
En esta
crisis todos hemos oído muchas tonterías en los medios de comunicación y en
boca de los consabidos expertos. Desde que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades o nos hemos endeudado demasiado hasta que exprimirnos a impuestos
es bueno para la economía, pasando por ser culpables de haber comprado productos
financieros sin leer el contrato con ojos expertos.
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Cuidado con los "expertos" |
Entre
tanta sandez no me ha faltado leer aquello de que uno debe de emprender por
vocación y no por necesidad. Escribe el mendrugo de turno que solo los
proyectos que se arrancan desde la libre voluntad y vocación tendrán éxito,
fracasando inexorablemente todos aquellos que parten de la natural tendencia
del ser humano a comer diariamente. Sin embargo, nada mas lejos de la realidad.
Y con este artículo quiero dar el valor adecuado al efecto motivador de la
necesidad. Quiero mostrar que en la mayoría de los casos, el talento, el
proyecto y la visión, necesita de unos estímulos que casi nunca somos capaces
de autosuministrarnos. Que no hay que subestimar el valor de los azares de la
vida y la influencia positiva que los reveses del camino pueden tener en
nuestro desarrollo personal y profesional.
La falta
de motivaciones puede conllevar la inacción y el acomodamiento hasta en las
personas mas capaces. Con más frecuencia de la imaginable, las personas con
talento necesitan un estímulo externo que les coloque en una situación en la
que se vean obligados a dar lo mejor de si mismas. Puede ser un despido, una enfermedad o una calamidad imprevista, pero sea lo que sea, harías bien en no desdeñar la oportunidad que los dioses te brindan a tí precisamente.
Antes
de que te despidieran nunca te habrías imaginado a tí mismo emprendiendo un
proyecto empresarial completo y desde cero. Tu acomodamiento en el área de
confort era tal, que tu vida y trayectoria pasaba necesariamente por aquello
que era lo único que conocías. Tu empresa, tu despacho, tu rutina. Más allá se
abrían las fauces del abismo. Hasta que un buen día el jefe en quien tanto
confiabas te despide y escamotea tu indemnización. Trastornado y confuso
pierdes la confianza en ti mismo y quedas desorientado en el camino.
He aquí
la situación de necesidad, sin trabajo, sin recursos pero… ¿sin nada? Desde luego
que no. Tu experiencia, conocimientos y talento salen contigo por la puerta de
la oficina. Como un potente explosivo, solo necesitas encontrar un detonador
que te haga estallar como una supernova que ciega con su resplandor. Necesitas
encontrarte a ti mismo, purgar toda la basura e impurezas que has ido
acumulando en tu mente, dejar atrás el pasado y poner a funcionar tu reactor
nuclear interior. Puede ser un semana en un monasterio Zen o una revelación
cósmica. Pero lo más recomendable y efectivo es un proceso de coaching.
Entonces
tu coach sacará lo mejor de ti y lo colocará delante de tus ojos para que te
mires en un espejo. Descubrirás que realmente no querías hacer lo que hacías,
que puedes más de lo que reconoces y que te quejas demasiado. Que todo el
tiempo que pasas lamentándote puedes emplearlo en construir sobre tu zona cero
una torre aún más alta y fuerte que la que otros construyeron en tu solar por ti. Y esta
será tuya. Te costará más pero merecerá la pena. El cóctel de espíritu
positivo, resiliencia y fuerza de voluntad hará el resto.
Al pasar el tiempo y volver la vista atrás, te estremecerás al pensar qué habría sido de tí si no te hubieran despedido. Emprendiste
por necesidad: tuyo es el Triumphum.
Lo mas fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Tales de Mileto (siglo VI a.C.)